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Una manera más segura de doblar barras en una prensa dobladora
Ponga un resguardo para sostener y mantener esos brazos a salvo
- By Daniel Vogt
- August 25, 2010
- Article
- Bending and Forming
El hacer dobleces múltiples en una barra redonda es una prueba para los operadores más experimentados. Para los operadores menos experimentados, la tarea puede convertirse en un evento muy frustrante si no se cuenta con asesoría.
La educación industrial general difiere de un programa vocacional a otro, por lo que no existe una técnica única para doblar barras redondas. En el mundo laboral, una técnica particular usada para hacer una parte de calidad puede ser exclusiva para cada taller debido a que las partes dictan cómo afrontar el trabajo de fabricación. En muchos casos, el secreto comercial usado para fabricar la parte no se pasa a la siguiente generación de operadores.
Sin embargo, ¿qué pasa si el secreto comercial es transferido, pero el consejo del taller no es muy bueno? El doblar ba-rras es una actividad de fabricación que evidencia lo perjudicial que puede ser la experiencia en un campo. Los operadores veteranos tienen más probabilidades de enfrascarse en prácticas riesgosas y pueden ser inflexibles al cambio de prácticas que han funcionado en el pasado.
Este tipo de escenario lleva a dos oportunidades para cada taller de metalmecánica: animar al personal a reconocer partes problemáticas y facultarlos para buscar mejores maneras de hacer esas partes.
Para propósitos demostrativos, me gustaría compartir un ejemplo de cómo un método para doblar barras de manera efectiva y segura evolucionó a un sistema que aun los novatos actuales pueden manejar con gran éxito. Este incidente ocurrió al principio de mi carrera de fabricación y me sigue inspirando hasta ahora.
Levantando la Bandera Roja
En este día particular vi que el siguiente trabajo en la lista de trabajos pendientes implicaba un patín lleno de barras de 0.5 pulgadas de alrededor de 6 pies (1.8m) de largo que, de acuerdo con el plano, tenía que doblarse en U. Había doblado una amplia variedad de materiales, pero las barras no eran algo común. Esto era un reto mental.
Por suerte, alguien vino a decirme cómo hacerlo. Todo lo que tuve que hacer fue pegar un nivel a la barra, y lue-go mientras sostenía la barra contra una escuadra, mantenerla nivelada mientras ejecutaba ocho dobleces. Durante ese proceso, algunas veces tuve que sujetar la barra dentro de la máquina.
En mi mente, ese material estaba a punto de convertirse en un montón de desperdicios, y con suerte, eso era todo lo que se echaría a perder. Sabía que algo andaba mal en este proceso, y apareció la bandera roja. Como he aprendido a través de los años, los momentos de bandera roja son buenos.
Al parecer, 80 por ciento era la tasa promedio de éxito para doblar las barras, y sólo después de que los soldadores las aplanaran. Los ingenieros tendrían que haber visto la bandera roja y reevaluar el proceso de manufactura después de descubrir que se agregaba otra operación al retrabajo esperado. Se trataba de una parte de una orden de compra abierta, y el equipo de ingeniería tenía mucho tiempo entre entregas para tratar de resolver esta ineficiencia. Podría haber comenzado simplemente con que alguien escribiera en el pizarrón “¿cómo podemos mejorar esto?
Un técnico que estaba configurando una nueva prensa dobladora cerca se me acercó cuando trataba de poner en práctica el método sugerido. Esperaba que pudiera darme algún consejo mientras yo permanecía sentado frente a una buena pila de desperdicios. En cambio, tuvo la gentileza de decirme que había visto ba-rras como esas dobladas, y que le asustaba ver gente poniendo los brazos en las máquinas (vea la Figura 1). Me sugirió que usara una estrategia diferente. No era la ayuda que estaba esperando, pero se trata de lo que uno necesita en la vida, no de lo que uno quiere.
Enseguida me negué a seguir con el proceso de fabricación recomendado. Era el receptor de un sermón que puede resumirse con “Súbete o quédate bajo las ruedas”. Ante esas dos opciones, decidí esperar en el asiento del conductor ¡y empezar a pensar dentro de la cabina!
Doblando de Una Mejor Manera
Sí, dentro de la cabina. Cuando se es libre de echar a volar su imaginación, se puede llegar a toda clase de ideas, como pegar un nivel a la barra. Por supuesto, las buenas ideas necesitan crearse dentro de ciertos límites. En este caso, éstos serían:
- La solución necesitaba ser segura.
- Se necesitaba crear partes de calidad.
- Tenía que ser rápido y repetible.
- No tendría que implicar acabar con la chequera.
Sabía que los brazos de cuadrar eran mi mejor intento. Traté de nuevo con e-llos, pero en esta ocasión observé intencionalmente la forma de la parte. Si tan sólo los brazos de cuadrar estuvieran en la ubicación correcta y fueran unos pies más altos, la vida hubiera sido buena. Eso me llevó a buscar en el contenedor de desperdicios. Allí vi una pieza pequeña calibre 12 que medía 20 por 30 pulgadas (51cm x 76cm).
La llevé a otra prensa, hice un doblez rápido de 90 grados con una pestaña de 2 pulgadas (5cm) en el lado más largo, y luego la cuadré con el dado (vea la Figura 2).
Ya había terminado un doblez, y cuando iba a hacer el segundo doblez, descubrí que tenía suficiente área para medir. Hubo un poco de titubeo, pero una vez que medí el estiramiento del doblez, resté esa cantidad del diámetro, y dividí el resultado entre dos, supe qué tan gruesa tenía que ser mi calza.
Así que armado con una calza, tuve una superficie completamente sólida con la cual cuadrar para mantener los doble-ces alineados. Cuando tuve dos dobleces que estaban en la placa de cuadrar (vea la Figura 3), no tuve que usar calza. Me sentía bien, y todos los dobleces estaban saliendo perfectamente hasta que llegué al doblez final.
Se trataba de un doblez de doble golpe, y era un punto en el que tenía que resistirme a poner el brazo en la máquina. Mi experiencia me decía que estaría BIEN en esta ocasión, pero descubrí que había mucho espacio para sujetar la ba-rra en su sitio mientras aplicaba el doble golpe (vea la Figura 4).
Para el momento en que el supervisor regresó a mi máquina, yo había terminado unas cuantas partes más. Él vio un nuevo aparato y quiso verificar mi progreso. Terminé la parte en la que estaba trabajando, la dejé en la mesa, y le apliqué la prueba del golpeteo. Sin importar el sitio de la parte que tocara, ésta no rebotaba, ni se movía ni mostraba algún indicio de no ser perfectamente plana. Ese día no hice un amigo, pero sí hice buenas partes.
Llamé al técnico para mostrarle lo que había ideado. El simplemente sonrió y regresó a su trabajo. Así que tal vez sí hice un amigo.
Pensamientos Adicionales
Hay que mencionar algunas notas adicionales antes de cerrar este capítulo sobre doblado de barras. Al hacer estos dobleces, usted necesita tener la placa de cuadrar bien asegurada a la prensa dobladora. A menos que la placa esté atorni-llada, tendrá que verificar aleatoriamente por si hubiera ocurrido algún movimiento. Ese movimiento aleatorio me dio un sinnúmero de problemas.
Además, la placa tiene que estar hecha con un doblez perfecto a 90 grados. Si no está doblada a un ángulo recto exacto, usted puede encontrarse con una desviación si la parte necesita alimentarse desde ambos extremos.
Así que, ahora usted sabe que para hacer dobleces múltiples en una barra, todo lo que necesita es una pequeña pieza doblada contra la cual medir. El cómo hacerlo realmente es una solución simple. La parte más difícil es crear un ambien-te donde los operadores puedan decirle a los superiores “¡No!” A una práctica irresponsable que habitualmente provoca un ojo ciego.
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